Claves para maridar bien el vino

¿El blanco para el pescado y el tinto para la carne? No tiene por qué ser así necesariamente. No hay ningún problema en acompañar un pescado con otro tipo de vino que no sea blanco. Para maridar bien el vino, lo mejor es seguir una serie de recomendaciones:

Vino y comida se deben realzar mutuamente sin que uno domine o anule al otro. ¿Qué quiere decir? Que comidas fuertes se deben acompañar de vinos añejos y con cuerpo mientras que para las comidas ligeras deberemos elegir vinos más suaves. En general, debemos compensar un plato cocinado de forma sencilla con un vino más complejo y un plato complejo con un vino más sencillo. Por ejemplo, una carne roja cocinada de forma sencilla a la parrilla admite un vino con más cuerpo como un crianza o reserva.

Cuida el orden de los vinos: primero se deben servir los más suaves: blancos, rosados y espumosos. Después los vinos tintos: primero los jóvenes y después los crianzas o reservas. Se puede acabar con los dulces y olorosos. La clave es siempre del suave al fuerte, del joven al viejo, del blanco al tinto, del seco al dulce.

Si solo se va a servir un vino, que sea el adecuado al plato principal. No conviene servir muchos vinos diferentes durante la misma comida, pues corremos el riesgo de abrumar al paladar con tanto sabor diferente. Si solo se va a elegir un vino, lo mejor es que sea acorde con el plato principal.

Vinos afrutados combinan bien con sabores dulces o ligeramente salados, mientras que los vinos ácidos, astringentes o tánicos pueden acompañar a los platos grasos.

Siempre hay que tener en cuenta qué alimentos o ingredientes vamos a ingerir para acertar con el vino adecuado. Por ejemplo, a una comida picante no se le puede acompañar de un vino tinto con alto grado de alcohol pues se intensificará la sensación de calor. En este caso lo mejor sería un vino blanco seco que proporciona frescor. De la misma forma, el queso fuerte marida bien con vinos dulces para suavizar la potencia del queso.

Para maridar bien el vino en futuras ocasiones, conviene recordar el sabor y las sensaciones finales que tuvimos al realizar una determinada combinación y repetirla o corregirla en función del resultado obtenido. En definitiva, el maridaje también es una cuestión de gustos y nada mejor que experimentar y probar. ?

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